viernes, 1 de julio de 2011

Esquizofrenia sicópata


Cuando todo comenzó deje de ser, de ser parte por su puesto, deje de existir y me fui por ahí, por ahí a otro lugar, a otro planeta… No. No me fui a ningún sitio, estuve dentro de mí todo el tiempo, empecé a estar dentro de mí. En realidad es algo muy bonito si se observa detenidamente, pero ¿para afuera?, sos una mierda. Sos una mierda esquizofrénica sicópata. Cuanto anhelarías parecer autista y así dejar de ser, dejar de existir en este mundo egoísta en el que cada quien debería vivir en su propia subjetividad.
Ja-ja-já, ja-ja, no paro de reírme y entre más me acuerdo (de algo), mucho más que me río, porque este es el mejor humor, el que a mí y a todos debiera de gustarnos, nuestro propio humor, el humor SUBJETIVO. Unas cuantas palabras o símbolos y ya me estoy riendo descaradamente, porque así es mi cerebro, chistoso, mezclando la última letra “o” mayúscula de “subjetivo”, la “u” mayúscula de “unas” y el punto que hay entre ellas y formar un osito con un ojo medio cerrado. ¿No es esto arte?, coger lo primero que el cerebro encuentra a la mano y mezclarlo con lo poco que puede salir de la boca, de la mano, de cualquier dispositivo de salida de nuestro cuerpo y expulsarlo, sin la más mínima intención de aquello que llaman comunicar. Tóxica palabra. Por eso el mundo está como está y el amor también. Porque cada quien comunica a alguien algo y se empiezan a construir unos puentes donde nunca estuvieron porque el ser humano gracias al arte comunicativo del lenguaje empieza a ser un ser que va total y radicalmente en contra del principio de la naturaleza, si es que alguna vez la hubo.
La belleza no es dada por yo haber comunicado algo ni por el “receptor” hacer su papel y entender, sino por aquellos quienes pudieron navegar en algún nivel profundo de mi subjetividad, eso es verdadero, eso es natural. Entonces sólo aquellos que pudieron buscar algunos pequeños símbolos formados con letras anteriores pudieron navegar en la mía un poco, y aquellos que lo hicieron buscando los puntos e incluso desde el inicio de la hoja pudieron llegar a conocerme a MÍ. Porque ese soy yo, ese es mi MÍ que es MÍO y sólo mío. No me importa un carajo si lo hace la televisión, si lo hacen las películas, si lo hace la gente y la publicidad, me importa un comino quien lo hace. Porque eso hace parte de lo natural, de ser yo en realidad, ese “yo” que yo por ejemplo hallé en la subjetividad, y aquí me eché al agua con ese “yo por ejemplo”, le acabo de quitar todo el peso de mi argumento con esto. Pareciera que de aquí para adelante fuera un “sin sentido” y lo mejor sería acabarlo todo. Pero es lo mejor (haber escrito esto último), y más ahora en estos momentos que decido escribir casi al compás de lo que mi cerebro trabaja y mis deditos escriben, para que sea algo totalmente acertado, que siempre puede estar expuesto a contradicciones y demostraciones que destruyan todo este amor a mí, creado tal vez como producto de algo más, tal vez por la soledad.

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