jueves, 10 de noviembre de 2011

Historias sin escribir

Triste escena, una historia que nunca fue escrita, no me atreví. Las tragedias de los errores inventados por mi imaginación, explicando, no, justificando la poca valentía. Hacer y al final no concretar, es como pintar una pared a medias, y es peor que no pintarla, porque a la larga hay recuerdos que pesan, se sienten como cadenas y es inevitable no pensar en ellos, evadirlos, son caminos que nunca se hicieron, porque no fueron andados por nadie. Están allí, en tu imaginación, las miles de historias que nunca fueron, lo que debió de pasar. Se aprende, eso espero, el futuro me motiva. ¿Y si dejo el dibujo hecho a medias y lo termino cuando tenga la oportunidad de hacerlo?, ¿y si aún no tengo el final o el desenlace a la mano?, al menos hay que escoger una historia primero, creo que es lo prudente. Pero… ¡A la mierda lo prudente!, la vida no es pa’ tomársela tan en serio, no es un esquema, si al contrario: por ser prudente y correcto hoy en día estoy destrozándome por dentro, por no arriesgarme (que bonita palabra), por no tomar el primer bus que pase por la carretera y que me lleve hasta el final de ella, que me haga recorrer montañas de color amarillo, púrpura, naranja, árboles triangulares inmensos y hermosos en los que habita innumerables libélulas multicolores y monos de toda clase, conviviendo con pájaros que cantan y silban, creando sonidos mágicos y tiernos, dándome a conocer otra vida que no sabía que existía, abriendo mi mente, aprendiendo más, creciendo. No se si sea muy tarde.

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