El frío me está matando. Clima frío, gente fría, la misma cosa. Ya no soporto aquel viento gélido que expulsa la gente cuando me habla, me petrifica. Cada palabra, cada gesto movido por la fuerza de la inercia es insignificante y hace más daño aún que el silencio. Siento un dolor profundo en lo más profundo de mis huesos, está en el vacío que tengo, yo le digo que no, que no se llena con dolor, pero el cuerpo actúa por sí solo, y la naturaleza es sabia y ocupa con algo todo agujero faltante.
El sol no tiene la culpa por estar tan lejos, la tiene la gente por ocultarlo, hasta puede que la tengan mis ojos por estar perdidos, viéndolo todo desde las nubes oscuras y no desde el resplandor. Puede que esté nubado a mi alrededor y sólo tenga que quitar el vapor, puede ser. Pero hoy me niego a desconocer la absurda vida de aquellos seres, marionetas con cara de tristeza y llenos de mucho dolor en sus huesos.
Me siento yo, a mitad de una metamorfosis que no sé si dejaré consumir, imaginándome como robot del futuro, y cuando pienso en eso me asusto, me imagino metal y me atemoriza, ¡está helado!, ningún témpano de hielo tendría la temperatura que aquel pedazo de metal, nada es tan helado como esa chatarra inservible, insignificante y muerta. Porque a partir de ese momento comienza la muerte, la agonía ya fue, y la estoy viviendo ahora angustiado por falta de risas, de risas de verdad y que vengan desde los huesos, de cuerpo y sentimiento, porque el ser humano siempre será eso: cuerpo y sentimiento. Por eso cuando ambos convergen en un mismo cubo de hielo, sólo queda el fin de todo esto.
Me siento yo, a mitad de una metamorfosis que no sé si dejaré consumir, imaginándome como robot del futuro, y cuando pienso en eso me asusto, me imagino metal y me atemoriza, ¡está helado!, ningún témpano de hielo tendría la temperatura que aquel pedazo de metal, nada es tan helado como esa chatarra inservible, insignificante y muerta. Porque a partir de ese momento comienza la muerte, la agonía ya fue, y la estoy viviendo ahora angustiado por falta de risas, de risas de verdad y que vengan desde los huesos, de cuerpo y sentimiento, porque el ser humano siempre será eso: cuerpo y sentimiento. Por eso cuando ambos convergen en un mismo cubo de hielo, sólo queda el fin de todo esto.
No hay comentarios:
Publicar un comentario